viernes, 2 de noviembre de 2007

Un perrito

Sábado 28, en la noche... (y recién me animo a escribir sobre eso)

Era un perrito pequeño, marroncito todo él. Seguro quería ir a su casa, o tal vez estaba perdido. Tuvo la muy mala suerte de querer cruzar la pista antes de que todos los carros se detuvieran: los carros muchas veces no reparan en las personas, menos aún en perritos marrones. La gran camioneta negra paso rápido, sin detenerse, sin afectarse...

Y atropello al perrito.

Cuando pase por su lado, unas personas los estaban llevando a un costado, agitaba sus patitas por dolor, por miedo, porque se estaba muriendo y nadie podía hacer nada. La mancha roja de su sangre se extendió por la pista, regándose luego con cada carro que volviera a pisarla una y otra vez.

Un perro negro, que opto por cruzar la pista con el resto de la gente, fue la única compañía que el perrito tuvo para morir, no estuvo solo por lo menos. Su compañero se quedo a su lado ladrando y aullando, reclamando, suplicando ayuda, siempre a su lado.

Cuando termine de cruzar, la imagen se repetía una y otra vez en mi cabeza, el carro negro, el perrito, las patitas agitándose de dolor. Llore, aunque trate de contenerme, llore desesperada, me aferré a su abrazo, durante un largo rato estuve así, sollozando.

Fui la única que lloro por un perrito desamparado, como muchos tantos, pero alguien tenia que llorar.

No estuvo solo para morir y alguien sintió su ausencia...tuvo un poco de suerte al final. No todos tendremos eso al morir.

Ahora me trauma mas cruzar la pista.

2 comentarios:

kan! dijo...

Y bueno, que se le hace, el ciclo de la vida, que le llaman. Almenos, es bueno contar con esos brazos donde cobijarse en momentos como ese.

C. giuliana dijo...

casi me he puestoa llorar de leer ;_; pobrecito, la gente es muy irresponsable!!